Estación Quilmes: 22 mar 2010

  Javier Villafañe

22 de marzo de 2010




Cada cual atienda su juego

Un trece de mayo atentaron contra el papa y desde ese día -13- se hizo supersticioso. Ocurrió cuando su Santidad, en Roma, trabajando dignamente en su oficio, bendecía a millares de fieles. Sonreía su bello cuerpo atlético, campeón de natación de nube en nube, levantador de pesas de pecados veniales y mortales. Mientras tanto, en Madrid, en el Parque del Retiro, un titiritero trabajaba dignamente en su oficio y pasaba la gorra recogiendo pesetas para el vino nuestro de cada día, y Dios trabajando dignamente en su oficio, aplaudía con las enormes manos que inventaron montañas, mares, abismos y frágiles costillas para deleite y angustia del hombre. La dicha, la alegría de Dios pintiparado en la puerta del Cielo, mirando una función de títeres, fue en un santiamén desbaratada por el Diablo, que también trabajaba dignamente en su oficio y aprovechó el divertimento, el distraído encanto de Dios y poner un revólver en la diestra y decirle dulcemente al oído: "Remátalo al papa". Y ¡Pum! ¡Pun! ¡Pum! Y Juan Pablo II cayó de rodillas, sangrando, con los brazos en cruz sobre el pecho. Una ambulancia lo llevó al hospital. Dios iba rezando de urgencia. No pudo ver el final de la función. Se lo contó un Ángel, pero no es lo mismo.



Javier Villafañe
El 24 de junio de 1909, nace en la Ciudad de Buenos Aires, quien fuera el más prestigioso titiritero de habla hispana.

Junto a sus dos hermanos, Clotilde y Oscar, desde muy pequeño concurría al Jardín Zoológico de la ciudad para disfrutar del Teatro de marionetas que allí funcionaba. Terminada la función, una nueva obra se representaba en casa de la familia Villafañe. Javier y sus hermanos improvisaban con medias en las manos una obrita de su creación “La historia de los descabezados”.
En su juventud conoció a Juan Pedro Ramos, amigo y compañero de aventuras, con el que visitó el teatro de títeres del barrio de la Boca. Juntos entablaron amistad con los titiriteros italianos y juntos se atrevieron a soñar con la compra de un carro, un caballo y un teatro de títeres itinerante que recorriera distintos pueblos: Así surgió La Andariega.
Pero como aun no tenían ningún títere, el 26 de junio de 1933, Javier fabricó a Maese Trotamundos quien lo acompañaría a lo largo de toda su vida. “¡Público! ¡Respetable público! fue la frase con que este simpático personaje dio comienzo a cada una de las funciones desde 1935 visitando pueblo tras pueblo.
Con el correr de los años, sus caballos fueron cambiando, primero fue Guincha y le siguieron Miserias, Firme, Conde y más tarde fue la yegua Mariposa quien tiró de este carro que le servía de vivienda, escritorio y por supuesto, de teatro de títeres, en pos de recorrer nuevos caminos, el tablado se arma en una canoa. Los espectáculos se desarrollan en embarcaderos y en puertos argentinos y uruguayos. Pero como el camino se hace al andar, le llega el turno a una casa rodante que le permite recorrer América, Europa y Asia. Maese Trotamundos incluso llegó hasta China.

Su actividad de titiritero, se vio acompañada por una prolífica producción literaria que incluye poesía, narración y teatro.



Obra: "Cada cual atiende su juego" - acrílico sobre tela - Laura Delgado