Estación Quilmes: 7 oct 2010

  Carlos Patiño

7 de octubre de 2010




Buscados (pero no hay recompensa)

La alborotadora tribu de los poetas
Debe ser expulsada de la República
(Platón)


Nosotros/los
alcanzados por el rayo/los
como niños/los
imprácticos/los
expuestos/los
aparecidos como géisers/
nosotros/
los que también soñamos de la cintura para abajo/
nosotros/los
como yo/
dejamos un tendal
somos bárbaros por demás peligrosos.

Sabemos entender las palabras
armarlas/desarmarlas/jugar con sus pudendas
- algunas veces las hacemos sangrar-
y por entre sus ruinas o el polvo de sus ruinas
rastreamos incómodas verdades
que la gente barrió bajo la alfombra para no verlas nunca.
Sabemos cómo abrir corazones
y no cómo cerrarlos/mostramos
hasta sin darnos cuenta
desolladuras/ansias/fantasías
que los demás ni sabían que tenían.
Y ellos después tampoco saben qué hacer con ellas,
cómo andar por ahí
tripas afuera: no están acostumbrados y les duele.

Por eso nos apedrean cuando nos ven
nos echan de sus casas
o nos dicen que sí con la cabeza y por la espalda
nos acusan de ingenuos
malvivientes
alcohólicos
emotivos al pedo
tiro al aire
drogados
locos lindos
vividores
portadores ilícitos de orgasmos
mostrencos
suicidas en potencia
perdedores.

Y no falta quien dice
que la nuestra
es la forma más honda de lo humano/pero
para leerla en biografías
no para compartirla/entonces
también nos apedrean
nos echan de sus casas
o nos dicen que sí con la cabeza
y por detrás etcétera.

Puede ser que alguien llega
- una mujer digamos-
se nos trepa un ratito
se despeina divierte con el viento en la cara
(siempre nos acompañan vientos huracanados)
se siente viva andando en carne viva/
juega con nuestra lava/pero como eso quema
y puede causar llagas tal vez irreversibles/
o demasiadas veces
debe meter la mano en la cartera/
más temprano que tarde alcanza un pico de cordura
y se va
a buscar esas cosas que aprenden desde niñas/
a buscar quien las cuide en la forma apropiada
en que – según se dice – deben cuidarse las mujeres:
como si fueran rosas tenues de invernadero
o algún maltés enano juguetón y travieso.
Ya no tiene importancia el hervor de la sangre.
Ya no importa el Nirvana.
No importan los bostezos
si es el hombre quien paga la cena.

Somos pobres es cierto y no sabemos
cómo mierda cuidar nuestro dinero
ni para qué cuidarlo.
Y tampoco cuidamos el ajeno.
Andamos a los saltos
cazando la comida de mañana o incluso de esta noche
perdidos en metáforas
tumbando hipocresías
abolidos de edades
hurgando el infinito
nadando en las pasiones
zarandeando el pasado o el futuro
llorando con otro si otro llora
bebiendo con otro si otro bebe
cantando con otro si otro canta
exhibiéndole al hombre sus miserias
y aportando las nuestras.
Eso es muy inestable/pone nervioso al mundo
le desordena el orden duramente ordenado.

Y por eso nosotros/los
alcanzados por el rayo/los
como niños/los
imprácticos/los
expuestos/los
aparecidos como géisers/
nosotros/
los que también soñamos de la cintura para abajo/
nosotros/
los libertinos enviados de tinieblas/
nosotros/los
como yo/
dejamos el tendal
somos sujetos
altamente salvajes.

Y por eso Platón puso en palabras
aquello que los otros esconden tras sus ojos:
a los poetas
hay que llevarlos lejos
meterlos en sus jaulas
y olvidarse que existen.



Carlos Patiño
Argentino – 1934

De: “Buscados pero no hay recompensa”
Ed. El ojo de la ballena - 2005