Estación Quilmes: ►Palabras militantes

►Palabras militantes


Apuntes sobre la nueva militancia
Por Sergio Tagle


La palabra “militancia” volvió a circular y a ser practicada después del 19 de abril de 1987. Las “Felices Pascuas” de Raúl Alfonsín bien pueden ser señaladas como el principio del paréntesis participativo que se abrió después del involucramiento popular con lo público iniciado finalizada la dictadura. Existió una “Generación ‘83”. Desde el Estado se hablaba de una democracia participativa y fueron muchos, muchas quienes lo tomaron en serio. En su favor llenaron Plaza de Mayo, plazas de todo el país y escucharon claudicación ante el golpismo; economía de guerra en contra de salarios y el bienestar de las mayorías. Si éste era el resultado de la acción política, la militancia carecía de sentido. La inmediata cultural neoliberal trabajó sobre esa frustración. Margaret Tatcher decía “la sociedad no existe, existen individuos” y eso pasamos a ser. Individuos “individualistas”, gente, tele espectadores.

De gente a pueblo
Y de pronto la gente volvió a ser pueblo. O empezó a adquirir los rasgos de esta categoría con intensidad, densidad y tensión política. Cualidades ausentes en la anterior denominación. El pueblo es un colectivo actuante en función de un proyecto nacional que lucha en contra del poder hegemónico. “Gente”, en cambio, somos todos.
Dos hechos permitieron advertir en la superficie de lo visible a esta transfiguración. Una celebración del Bi-Centenario que supo compatibilizar las lógicas del espectáculo, del arte y una narración histórica cuyo hilo interpretativo enhebró vida, obra, expresiones simbólicas de héroes y luchas sociales por la independencia, la justicia, la igualdad, ocurridas en los últimos 200 años. La identificación entre narración y multitud mostró que “lo viejo empezaba a morir y que lo nuevo empezaba a nacer”. Los funerales de Néstor Kirchner mostraron un luto colectivo que a las horas mutó en consignas de lucha que combinaban dolor con una extraña alegría. Quizá una alegría hija de una sensación y presentimiento: ahora nos toca a nosotros, de nosotros depende de que a partir de ahora la vida popular será diferente. Y mejor. Y por nuestra voluntad de actuar.

Palabras militantes
El mes aniversario de la muerte de Néstor Kirchner permitió escuchar explicaciones sobre este hecho sociológico. Las mejores reflexiones no vinieron del mundo académico, intelectual. Fueron producidas desde dentro del mismo movimiento. Algunos ejemplos. Dijo Andrés Larroque, Secretario General de agrupación política “La Cámpora”: “Néstor dejó una revolución abierta”. Por derecha y por izquierda se le niega a Kirchner haber realizado tareas progresistas, de izquierda, aún nacionales y populares. Por supuesto, mucho más se le niega la condición de revolucionario. Las palabras del dirigente de “La Cámpora” tienen una precisión sugerente. Hoy, Siglo XXI, bien podríamos entender por revolución al tránsito hacia otro proyecto de país. Hacia el momento histórico inmediatamente superador al precedente ¿Cuál era la hegemonía precedente a Néstor Kirchner? La hegemonía neoliberal. Un proceso y un político que dirija un proceso que apunte a la igualdad, la justicia, la soberanía nacional, aún hacia un cambio de sistema, lo que tenía que proponerse en 2003 era salir del neoliberalismo. Kirchner abrió un nuevo ciclo histórico que empezó a dejar a tras el paradigma neoconservador. El tránsito revolucionario que tuvo por principal protagonista al ex Presidente llegó lejos, pero, como dijo el militante, “está abierto”.
Dijo Alejandra Blanco, Jefa de Gabinete de la Secretaría de Cultura: “La transformación más evidente de todos estos años ha sido la cultural”. Entendemos por cultura a los valores que prevalecen en una sociedad en un momento determinado. Kirchner asumió con una cultura que todavía valoraba lo privado por sobre lo público y lo estatal. El individualismo por sobre todo compromiso colectivo. Blúmer ponía 200 mil personas en la calle mientras el entonces Presidente decía en las Naciones Unidas que éramos hijos de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. Hoy el individualismo deja lugar a interés por la política, el interés por la política deja lugar a las más variadas formas de militancia. Estado versus mercado: hoy, quienes están a la defensiva, son quienes defienden las bondades de la libertad de empresa. Las Abuelas de Madre de Plaza de Mayo fueron candidatas al Premio Nobel de la Paz. Y el tema que ahora nos ocupa: el individualismo dejó lugar a la militancia.

Dijo Leonardo, militante del Movimiento Evita. “las organizaciones populares que sobrevivieron al menemismo pudieron pasar a la ofensiva. Estábamos condenados a la resistencia, pero Néstor corrió un velo y nos dejó al desnudo al poder de las corporaciones”. Néstor Kirchner protagonizó otro cambio necesario para “dejar una revolución abierta”. Kirchner dijo “una cosa es el gobierno, otra cosa es el poder; el deber del gobierno es representar los intereses del pueblo y representar los intereses del pueblo presupone confrontar con el poder”. Entonces, quien hoy quiera comprometerse con un nuevo tipo de sociedad, tiene más claro en contra de quién debe luchar.
Dijo Jorge Coscia, Secretario de Cultura de la Nación: “Hay florecido mil flores y están para quedarse. No somos flores de una sola temporada”. Cossia refiere a una de las últimas consignas de Kirchner, “Que florezcan mil flores”, cita de Mao Tse Tung. Mil flores, mil organizaciones. Quizá el desafío de esta ya masiva militancia sea encontrar puntos de unión que sustituyan a la figura de Néstor Kirchner. Esto es, una referencia que convierta a esta cantidad de organizaciones en núcleos movilizadores de la sociedad civil cuya diversidad no sea inhibición para actuar en una sola dirección: encontrar puntos de cierre de “la revolución abierta”. El desafío es difícil pero, quizá, imprescindible.



Fuente: http://www.radionacionalcba.com.ar/


Imagen extraída de: http://camporacapital.blogspot.com/2011_03_01_archive.html